
Fulcite me floribus
Muy querida me es, Amor, la venda
que me mantiene cerrados los párpados;
pesa lo mismo que un suave fardo
de sol sobre las débiles rosas.
Si camino, ¡qué cosa más extraña!,
parece que lo hago sobre las aguas;
donde pongo mis pies demasiado pesados
se hunden como en unos anillos.
¿Quién ha desprendido de la sombra
la dorada carga de mis largos cabellos?
Toda rodeada de oprimidas sombras
me sumerjo en unas olas de fuego.
Mis labios en donde canta mi alma
llena de éxtasis y de besos
se abren como una flor ardiente
por encima de un río incendiado.
Charles van Lerberghe


