martes, 27 de noviembre de 2007

Les amants. René Magritte


Fulcite me floribus


Muy querida me es, Amor, la venda
que me mantiene cerrados los párpados;
pesa lo mismo que un suave fardo
de sol sobre las débiles rosas.

Si camino, ¡qué cosa más extraña!,
parece que lo hago sobre las aguas;
donde pongo mis pies demasiado pesados
se hunden como en unos anillos.

¿Quién ha desprendido de la sombra
la dorada carga de mis largos cabellos?
Toda rodeada de oprimidas sombras
me sumerjo en unas olas de fuego.

Mis labios en donde canta mi alma
llena de éxtasis y de besos
se abren como una flor ardiente
por encima de un río incendiado.

Charles van Lerberghe

La primera noche


He aquí que llega la dulce noche para el lúbrico anciano.
Mi gato Mürr, agachado como una esfinge heráldica,
contempla inquieto con sus fantásticas pupilas
ascender por el horizonte la clorótica luna.

Es la hora en que el niño reza, en que París-Lupanar
arroja sobre las aceras de todos los bulevares
a las muchachas de senos fríos que bajo el gas descolorido
vagan olfateando con la mirada un macho al azar.

Yo, cerca de mi gato Mürr, pienso ante mi ventana.
Pienso en los niños que en todas partes acaban de nacer,
pienso en todos los muertos enterrados en este día.

Y me imagino que estoy al fondo de un cementerio
y me pongo en el lugar, entrando en su féretro,
de aquellos que van a pasar allí su primera noche.


Jules Laforgue

sábado, 17 de noviembre de 2007

La Isla de los Muertos. Arnold Böcklin


Cada día es un Rubicón en el que anhelo ahogarme.
E.M. Cioran